CAPITALISMO: UN FRACASO ESTADOUNIDENSE

El capitalismo, tal y como se practica en Estados Unidos, se ha proclamado durante mucho tiempo como la columna vertebral del excepcionalismo estadounidense. Pero, ¿y si la misma estructura que celebramos es la que nos mantiene desiguales, inestables y sin libertad?

Para comprender el presente, debemos empezar por las raíces. El capitalismo no evolucionó en el vacío. Surgió de la violencia del colonialismo europeo y de la trata transatlántica de esclavos: una economía de extracción global construida sobre mano de obra robada, tierras robadas y futuros robados. El llamado "libre mercado" nunca fue libre. Fue subvencionado por el genocidio, enriquecido por la esclavitud y mantenido por la exclusión sistémica.

El capitalismo: Un sistema diseñado para extraer, no para potenciar

Los cimientos del capitalismo nunca se construyeron sobre la equidad o el mérito, sino sobre la jerarquía. Desde los primeros colonizadores británicos hasta los propietarios de plantaciones estadounidenses, la riqueza se generó mediante el trabajo forzado y la desposesión sistémica. La economía capitalista que domina hoy en día sigue reflejando ese origen: valorar el beneficio por encima de las personas, la competencia por encima de la cooperación y la escasez por encima de la abundancia compartida.

En los Estados Unidos modernos, este sistema no ha hecho más que transformarse: en trabajadores mal pagados, sistemas financieros depredadores, mercados inmobiliarios manipulados y pobreza generacional disfrazada de fracaso personal. Nuestras comunidades no están fracasando. El sistema sí. Nunca se hizo para nosotros.

La igualdad es un mito. Lo que necesitamos es equidad.

A la corriente dominante estadounidense le encanta el lenguaje de la "igualdad", pero la igualdad supone que todos partimos del mismo punto. No es así. No se puede "igualar" una carrera si un corredor empieza en la línea de meta mientras otros siguen encadenados en la puerta. Lo que necesitamos es equidad: una redistribución intencionada de los recursos, el poder y el acceso basada en las disparidades históricas y actuales. No caridad, sino reparación.

Un nuevo marco: Equidad desde el diseño

Como diseñador de infraestructuras, economista y organizador comunitario, el trabajo de mi vida es el codiseño con comunidades históricamente excluidas, utilizando datos, investigación y experiencias vividas para remodelar los sistemas que conforman nuestras vidas. No necesitamos reformas. Necesitamos una reinvención.

Por eso he desarrollado un algoritmo basado en la equidad que redefine cómo asignamos el capital, las oportunidades y la infraestructura social. Esta herramienta, basada en las aportaciones de la comunidad y en datos en tiempo real, no solo mide los resultados, sino también el acceso, el impacto y la desinversión histórica. No se trata de una venda, sino de un proyecto para una nueva economía. Una que se centre en la equidad desde el principio.

Del fracaso al futuro

Es hora de afrontar una verdad incómoda: el capitalismo tal y como se practica en Estados Unidos ha fracasado. No porque la gente no trabaje lo suficiente, sino porque el sistema nunca se construyó para beneficiar a todos. Es un modelo de extracción, no de elevación.

Pero no estamos sin esperanza. Somos constructores. Somos codiseñadores. Somos visionarios que reclaman el futuro.

"Si queremos una economía al servicio de todos, debemos desmantelar lo que fue y cocrear lo que será. La equidad no es opcional: es la única forma de avanzar".

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